Vistas a la página totales

sábado, 22 de agosto de 2015

Cuatro energías poderosas



Vivir la vida no es fácil, nadie lo ha dicho. Trasegar por el mundo de lo personal y también de lo laboral no deja de tener obstáculos que deben ser "sorteados" en el camino. Al final, se trata de qué tan bien estés preparado y te puedas sentir al enfrentarlos y para dejarlos atrás, también depende mucho de lo que quieras para tu vida, de tu propia definición de éxito. En mi concepto, considero el éxito como la culminación eficaz en la ejecución de alguna actividad, en el plano personal, ser exitoso es lograr un equilibrio en dicha ejecución eficaz en todos los aspectos de tu vida. En cualquier caso, es importante tomar precauciones, prepararse y tener en consideración ciertos pensamientos, comportamientos o actitudes que pueden favorecer y armonizar o por el contrario, entorpecer el camino y a la vez poner aún más critica la superación de las barreras, afectando tu equilibrio emocional y la predisposición positiva para enfrentar estas situaciones que la vida en cualquiera de sus frentes nos presenta.

Me gustaría compartir contigo cuatro de estos aspectos cruciales pero manejables desde el ámbito personal, que adecuadamente regulados pueden derivar en beneficios para enfrentar los escenarios a los que nos enfrentamos a diario. 

Rencor. El rencor, ese sentimiento de hostilidad y mucho resentimiento que se tiene hacia alguna persona que en algún momento de la vida te ha causado un daño o simplemente te ha ofendido, es un sentimiento que sólo ocasiona efectos negativos para tu vida, tu tranquilidad y tu equilibrio emocional. No es fácil evitarlo, pero si trabajas en manejarlo, en minimizarlo, lograras mejores relaciones interpersonales y con seguridad tu mente estará abierta a aprender nuevas cosas de cada persona, incluso de los que menos piensas. El rencor se convierte en una energía negativa poderosa que puede limitar tu crecimiento personal y que puede afectar tu equilibrio emocional.

Odio. El odio es otra de las energías negativas que perjudica tu equilibrio personal. Es un sentimiento profundo e intenso de rechazo hacia alguien, muchas veces sin justificación alguna, que puede llegar a incitar el querer hacerle daño a esa persona o simplemente desear que le ocurra algo malo. El odio consigue ser tan negativo en ti mismo, que puede propiciar situaciones adversas en la ejecución o en los resultados de tus actividades. Libérate del odio y lograras tranquilidad y paz en tu interior, de esta manera no invertirás tu valioso tiempo en pensamientos contraproducentes y en su lugar tendrás mayores oportunidades de centrarte en lo que verdaderamente te añade valor, ya sea en tus proyectos personales o laborales.

Pero no todo son energías negativas, existen también algunas actitudes que se transforman en energías netamente positivas y poderosas que favorecen un buen ambiente de predisposición para afrontar las diferentes situaciones en la vida. Hablemos un poco de dos de ellas.

Positivismo. Enfrenta cada momento con la energía positiva suficiente y el convencimiento de que puedes lograr tus objetivos, en la actividad que sea y que decidas afrontar. Si no es así, mejor no lo hagas, tu mente predispuesta al fracaso sólo logrará dicho efecto y adicionalmente habrás perdido las energías invertidas, el esfuerzo en vano y sobre todo el tiempo que pudiste utilizar eficazmente en lo que realmente te apasiona, disfrutas y estas con la disposición adecuada de lograrlo.

Autocontrol. No dejes que las situaciones te “saquen de casillas”, trabaja y concéntrate en conservar la calma, aún ante las situaciones más adversas, de esta manera hallaras soluciones. La mejor forma de conducirte al fracaso es perder el control sobre ti mismo. Imagina que caminas sobre una línea de ladrillos, sobre un muro, pierdes el control, entonces caes, fracasas, así funciona. Cuando logras manejar adecuadamente tus emociones, tus sentimientos y no reaccionas ante provocaciones o adversidades de manera instintiva, has conseguido el autocontrol, entonces tus energías se podrán canalizar en la búsqueda de elementos que te ayuden a resolver circunstancias.

Seguramente encontraras muchas más actitudes que puedas trabajar en ti, que te ayuden a fortalecer tu personalidad y equilibrio emocional, para solventar escenarios de tu vida personal y laboral. Pues te invito a que empieces ahora y porque no arrancar con trabajar y cultivar estas 4 energías poderosas.


Te invito también al debate, a que te animes a proponer más aspectos que consideres críticos y gestionables para mejorar los caminos de la vida…


jueves, 6 de agosto de 2015

La formación y la estrategia corporativa


¿Es importante la formación para la ejecución de la estrategia? ¿Qué papel juega en ella?

La planificación estratégica en su construcción, requiere un análisis de las capacidades actuales de la organización, un planteamiento de cuáles son las deseadas y sobre todo la manera de establecer el camino para llegar a conseguirlas, es decir, cuáles son esas "brechas" que es indispensable “cerrar” para acompañar esa materialización de dicha estrategia. Cuando pensamos en esas capacidades de la organización, sin lugar a dudas debemos pensar en las personas que la conforman y sus competencias, las actuales, por lo que conviene establecer previamente un "mapa de dichas competencias", un diagnóstico, un punto de partida. No obstante, como lo que necesitamos es un punto de referencia a donde llegar (volviendo a la estrategia corporativa), para el caso de las competencias de nuestra gente, también es preciso "construir" ese mapa de competencias "deseado" que cumpla con los requerimientos ideales de las nuevas competencias que necesita la organización para conseguir la estrategia diseñada. Para Recursos Humanos nos queda entonces, diseñar el camino a recorrer para alcanzar ese deseo y aquí es donde toma su protagonismo la formación.

La estrategia corporativa y con ella, las capacidades deseadas en la organización y por consiguiente las competencias requeridas por nuestras personas deben ser insumo fundamental para el diseño del plan de formación de la compañía (no el único, eso sí). El pasarlo por alto no deja de tener traumatismos e impactos a la hora de alcanzar los objetivos trazados, las organizaciones que desean “sobrevivir” al cambio permanente necesitan un constante crecimiento también de su activo más importante, el talento humano, en función de lograr un verdadero aprendizaje organizacional, es decir que el desarrollo de esas capacidades individuales y grupales se reflejen y apliquen de manera significativa en la organización para lograr ser más competitivos.

Para lograr un “armonioso empalme” entre formación y estrategia, hay que necesariamente considerar algunos aspectos que propicien dicha armonía y que aseguren el logro de los objetivos.

La comunicación. La base de todo plan es una buena comunicación y este tema en particular no debe ser ajeno a ello. Las personas deben tener un entendimiento claro de la estrategia de la organización y de cuáles son los roles que cada uno debe asumir con respecto al aporte individual para el cumplimiento de dicha estrategia, dicho en otras palabras, las responsabilidades en las cuales cada uno juega un papel protagónico, asegurando dejar claridad sobre ello en todas las personas, garantizando el entendimiento de la razón de crecimiento y desarrollo permanente de cada quien dentro de la empresa.

Una cultura de aprendizaje. Se necesita generar transformación en el funcionamiento de la organización para conseguir generar una cultura del aprendizaje continuo. Una buena planificación del cambio es vital para lograr orientar a la organización en este sentido. La orientación de la organización debe enfocarse hacia una mejora continua del desempeño, por lo que recobra valor el poder concentrar todo el esfuerzo dirigido al cambio de cultura, entendiendo éste como la modificación de las actitudes y hábitos de trabajo actuales, por otros que permitan una mayor congruencia con la cultura deseada y definida por la empresa, un ambiente para la formación permanente.

La cultura de compartir. En línea con lo anterior, es imprescindible generar también una cultura colaborativa que promueva el compartir el conocimiento individual para forjar un aprendizaje organizacional. Este debe convertirse en el eje fundamental de la gestión de la empresa pues es precisamente allí donde se cristaliza el aporte sostenible de la formación a la estrategia corporativa, de lo contrario los aportes individuales, aunque valiosos, pueden experimentarse como “estrellas fugaces” que beneficien “momentos” pero que no terminen por aprovecharse de manera permanente para favor de la organización.

La gestión del talento en una compañía debe convertirse en una verdadera ventaja competitiva para la misma, no se trata sólo de buscar a las personas adecuadas para una posición que aporten para el desarrollo de la compañía. El constante cambio en que se encuentran hoy las empresas, del que tanto hemos leído, hablado y debatido, obliga también un rol cambiante de los Recursos Humanos invitándonos a definir procesos de formación encargados de alinear al personal con la cultura y estrategia de la organización y que más que eso, propicien la transformación en las personas, para que se demuestre continuamente una verdadera alineación con esa cultura, valores y estrategia de la empresa.


“Entrena a las personas lo suficientemente bien como para que se puedan ir y trátalas lo suficientemente bien como para que se quieran quedar”. Richard Branson